San Marcos

San Marcos

Nacimiento siglo I. Sabemos que escribió su Evangelio hacia el año 60. Una tradición nos afirma que fue Obispo de Alejandría, muriendo alrededor de los años 67-68. — Fiesta: 25 de abril. Los documentos más antiguos que hablan de San Marcos aseguran que Marcos estuvo al lado de San Pedro, en Roma, como intérprete y redactor de la Buena Nueva, primeramente en la catequesis oral y después, en la composición -guiado por el Espíritu Santo- de aquel admirable texto que es el Evangelio más condensado de la vida, los milagros y la muerte de Jesús.

San Marcos Evangelista Biografia


Nacimiento siglo I. Sabemos que escribió su Evangelio hacia el año 60. Una tradición nos afirma que fue Obispo de Alejandría, muriendo alrededor de los años 67-68. — Fiesta: 25 de abril.

Los documentos más antiguos que hablan de San Marcos aseguran que Marcos estuvo al lado de San Pedro, en Roma, como intérprete y redactor de la Buena Nueva, primeramente en la catequesis oral y después, en la composición -guiado por el Espíritu Santo- de aquel admirable texto que es el Evangelio más condensado de la vida, los milagros y la muerte de Jesús.

Un sabio afirmó que "el evangelio de San Marcos es el libro más importante que se ha escrito", pues todo indica que fue el primer evangelio que se escribió, que estuvo basado en el testimonio del mismo San Pedro y que de él sacaron mucho material los otros tres evangelistas.

La primera vez que habla de Marcos el libro de los Hechos de los Apóstoles, es en el capítulo 12, versículos 12-16, cuando relatan la salida milagrosa de San Pedro, de la cárcel, por obra del ángel que le abre las puertas y se dirige "a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde muchos hermanos se hallan congregados en oración".

Quizá era un niño o jovencito cuando Jesús fue condenado a muerte. Dice su Evangelio que cuando Jesús fue apresado en el Huerto de los Olivos, le seguía un joven envuelto en una sábana para curiosear, a ver en qué paraba todo aquello. Es muy posible que este joven fuera el mismo Juan Marcos.

Un día, el Señor, queriendo celebrar la tercera Pascua con sus discípulos, y queriéndola celebrar de un modo especialmente solemne, cogió a dos de ellos y les dijo: «Id a la ciudad, y en ella encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle a la casa en que entre; y en dondequiera que entrare, decid al dueño de la casa: el Maestro dice, ¿dónde está mi aposento, en dónde he de comer la Pascua con mis discípulos?».

Pues bien, ese hombre (el «joven del cántaro»), según la mayoría de autores, es muy probablemente Marcos. Marcos, que vio llegar en aquel Jueves Santo al Maestro del que tanto había oído hablar; que escuchó las palabras sublimes de la Última Cena, aún sin alcanzar en toda su grandiosidad el profundo significado que poseían; y que, admirado de cosa tan excelsa, se adhirió seguramente ya desde el principio a Jesús.

Acabada la celebración de la Pascua, Jesús va con sus discípulos al Huerto de Getsemaní. Marcos los vio marchar y, tras un rato de indecisión, se iría tras ellos, observándolo todo de lejos. Después ve cómo prenden al Maestro, oye el vocerío de los soldados, y sin querer se encuentra mezclado en aquel tumulto. Es entonces cuando un soldado lo coge creyéndose que él también pertenecía al grupo del Nazareno. Marcos intenta escapar, forcejea y, al fin, dando un tirón, logra huir, dejando sin embargo en las manos del soldado la sábana con que se cubría. Es un hecho que recuerda toda la vida, y por eso cuando años más tarde se ponga a escribir su Evangelio nos lo contará sin nombrarse, por lo que con gran verosimilitud deducirán los exegetas lo que hemos apuntado.

En su casa, junto con su madre María, que aparece en el libro de los Hechos, es muy posible que conviviera con los discípulos amedrentados tras la crucifixión del Señor y que participara del gozo de los mismos en el día de la Resurrección. Y si todo esto sucedió, como señalamos, es fácil suponer que Marcos fuera uno de aquellos tres mil, sobre los cuales Pedro derramó el agua del Bautismo el día de Pentecostés.

Todo parece indicar también que Jesús tuvo estrecha amistad con los padres de Juan Marcos y que éste escuchara, en muchas ocasiones,los discursos de Jesús. Fue él uno de los primeros bautizados por San Pedro.

El que era un niño el año 30, por el 44 ya era todo un hombre y decidió marcharse a evangelizar con su primo, José Bernabé. Acompañó a Pablo y Bernabé en sus recorridos apostólicas por Chipre y otras ciudades. Posteriormente pasó diez o doce años en Jerusalén al lado de Pedro, ayudándole como secretario y haciendo de "intérprete y consejero". Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama "mi hijo Marcos" (1 Pedro 5, 13).

Es a partir de este momento cuando Marcos —Juan Marcos era llamado— irrumpe en el campo de la seguridad histórica. Junto con Bernabé, su primo, y con Pablo —el antiguo Saulo perseguidor de cristianos, ya convertido—, marcha a Antioquía y participa en el primer viaje del Apóstol de las Gentes. De Antioquía a Chipre y de allí a... Pero Marcos tuvo miedo. Las costas inhóspitas, el país escabroso, los habitantes hostiles de aquellas tierras y quizás el recuerdo de su madre sola en Jerusalén, acobardan el espíritu del Evangelista, que se vuelve a esta ciudad hacia el año 45.

Hacia el 49, Pablo organiza un nuevo viaje, a fin de visitar las comunidades cristianas que había fundado en el primero. Bernabé, que quiere acompañarle, solicita el permiso de Pablo para que de nuevo se les una Marcos. No nos ha de extrañar nada, dado el carácter del Apóstol, que éste se oponga; por lo que Bernabé, entonces, tomando consigo a su primo, se embarca para Chipre.

Después, no sabemos cuándo exactamente, el Evangelista acompaña a Pedro en su predicación, marchando probablemente con él a Roma. La Buena Nueva y con ella la Iglesia se van extendiendo poco a poco en el Imperio Romano. Los fieles de Roma piden al Príncipe de los Apóstoles disponga dejar por escrito lo que predica con la boca. Nadie se atreve, sin embargo, a tal empresa. Sólo Juan Marcos, el que antes tuvo miedo, se apresta a ella con intrepidez de espíritu, con magnanimidad de corazón. Y el Espíritu Santo lo cubre con su virtud, y de la obra común sale el segundo Evangelio, inspirado relato, lleno de viveza y colorido, que tiene como objeto demostrar la divinidad del Hijo de Dios, principalmente por medio de los milagros que el autor ha oído contar a Pedro, enlazados y mezclados con elementos de la predicación de este Apóstol y con vestigios de detalles paulinos.

Reconciliado con San Pablo, es llamado por éste cuando se encuentra preso por segunda vez en el Tulliano, in cárcere Mamertina. No sabemos empero si llegó a tiempo de consolar al anciano Apóstol. Una tradición nos afirma que Marcos predicó en Alejandría; nada cierto sabemos tampoco de este particular, pues los detalles que conocemos los hemos obtenido de cartas apócrifas.

El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez, y se propone probar la Divinidad de Cristo.

El Evangelio de Marcos comprende dos partes, y cada una comienza con una manifestación divina: en la primera es la palabra divina con ocasión del Bautismo de Jesús por Juan, y en la segunda la Transfiguración.

La primera parte del Evangelio se desarrolla en Galilea, la provincia de Jesús; la segunda en Judea y en Jerusalén, el corazón de la nación judía. La primera parte muestra la novedad de Jesús, el impacto de su enseñanza sobre las multitudes.

Pero, en la segunda parte, viene la desilusión, pues Jesús se niega a ser lo que la gente quería que fuera, y la muchedumbre ya no lo sigue. Cuando Jesús muere, el oficial romano reconoce que el crucificado era el Hijo de Dios (Marcos 15,39).

Es el más breve de los libros del Evangelio (16 capítulos); sin embargo, tiene sus razones: Marcos dio a su Evangelio los mismos límites que los apóstoles habían asignado a la catequesis primitiva. Los apóstoles no se proponían dar todo lo que los creyentes querían saber, sino que querían transmitir lo esencial de lo que Jesús había dicho y hecho (Hechos 1, 21-22).

El león es el símbolo de San Marcos. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apocalipsis 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Marcos 1,3).

Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles, San Pedro y San Pablo. La tradición dice que Marcos evangelizó como Obispo de Alejandría, en Egipto, donde realizó varios milagros y estableció una iglesia y su famosa escuela cristiana, nombrando un obispo, tres presbíteros y siete diáconos y murió allá como mártir en el año 68, un 25 de abril.

Se dice que sus asesinos trataron de quemar su cuerpo, sin conseguirlo. Los cristianos de Alejandría rescataron su cuerpo intacto, lo envolvieron y le dieron sepultura.

San Marcos Oración


Dios Todopoderoso, que te revelas amorosamente
a los hombres por medio de hechos y palabras.
Te pedimos por intercesión del evangelista san Marcos, que meditando
la Buena Nueva del Evangelio sigamos el camino de Jesucristo,
la Palabra hecha carne en el seno de María.
Por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor.
Amén.

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